Hay una verdad silenciosa que todos conocemos, pero pocas veces queremos mirar de frente: tú ya sabes lo que tienes que hacer.
Ese cambio que anhelas, esa sanación que sueñas, esa paz que tanto buscas… no están afuera, no se dan esperando que otra persona reaccione, que la vida se acomode o que un milagro suceda.
Muy dentro de ti, sabes cuál es el paso que debes dar; lo sabes porque lo sientes cada vez que te duele, cada vez que te quejas de lo mismo, cada vez que repites mentalmente: “esto no puede seguir así”.
Pero en lugar de actuar, lo postergas, lo dejas para mañana, te convences de que no es el momento, que no tienes las fuerzas, o que “algún día” será más fácil.
Y mientras tanto, sigues esperando; esperando que alguien cambie, que las circunstancias cambien, que el miedo se vaya solo.
Pero el miedo no se va, se transforma cuando caminas con él.
Las heridas no sanan en la espera, lo hacen en el movimiento.
Ese ciclo que tanto te pesa se repite porque tú lo sigues alimentando con tu inmovilidad.
Solo hace falta que te hagas responsable, y que tomes la decisión de dar ese primer paso.
Hoy te quiero hacer una invitación a que te levantes con amor y valentía, y, decidas accionarte: No radical, No perfecto. No todo de una vez.
Pero sí, un pequeño paso, una pequeña decisión, un pequeño cambio.
Porque el paso más difícil no es el último, es el primero.
Recuerda: no necesitas saberlo todo. Solo necesitas dejar de negarte lo que ya sabes.
Ese paso que te da miedo es el mismo que te va a liberar.
Y cuando te hagas cargo desde el corazón, verás cómo el universo comienza a caminar contigo.
💫 El poder de transformar tu vida ya vive en ti. No lo postergues más.