Este año, mi Alma me ha mostrado montañas, que a la luz de mi mente, serían imposibles de escalar para mi.
Retos, proyectos, sueños que según yo y mis creencias limitantes, eran demasiado grandes o que sentía aún no estaba preparada para ellos.
Pero aún con miedo, aún dando un paso adelante y sintiendo que resbalo dos atrás, he tenido claro que son llamados de mi alma, que hacen parte de este propósito mayor aquí, he visualizado una y otra vez como deseo sentirme en esa cima y sobre todo he estado atenta a los aprendizajes que el camino me va mostrando.
Y cuando llego a una nueva cima siempre agradezco, recuerdo el camino y aún con el temblor en mis piernas por los miedos transitados, me descubro nuevamente, puedo ver de frente una nueva versión de mi, lista para subir una nueva montaña.
Hoy te dejo este recordatorio:
Escucha el llamado de tu alma, visualiza tu mejor versión y ve por ella.
¡Es momento de soñar, de volar, de abrir nuestras alas!